«Mis amigos horizontales son tesoros en mi vida. Son aquellos seres selectos con quienes comparto conexiones profundas y afines, creando lazos verdaderamente significativos en el mundo de la libertad y la autenticidad. Estos compañeros, que quizás también lo serían en el mundo convencional, son aquellos con quienes puedo abrir mi corazón sin reservas.

Con ellos, puedo hablar de aspectos de mi ser que quedarían en silencio con otros. Es una esfera de confianza donde la sinceridad y la complicidad son la norma. Ahí, los límites se difuminan y la autenticidad reina, permitiéndonos explorar nuestras experiencias más íntimas y personales sin temor al juicio externo. En la libertad de este espacio privado, las historias más curiosas y atrevidas encuentran un hogar, compartiéndose con respeto y comprensión.

Las conversaciones fluían sin tabúes ni prejuicios, donde lo inusual se tornaba en lo cotidiano y lo diferente se abrazaba con cariño. En las confesiones más inesperadas se hallaba un sentido de pertenencia, de no estar solos en nuestras rarezas y singularidades. Allí, en ese círculo de confianza, cada relato, por exótico o privado que pareciera, encontraba eco y aceptación.

En cada encuentro, se tejía un tapiz de experiencias compartidas, de anécdotas que iban desde lo humorístico hasta lo conmovedor. La diversidad de vivencias enriquecía nuestras historias, demostrando que en la libertad de expresión y la apertura total se halla la verdadera conexión humana. En un mundo donde contar nuestras verdades más crudas es un acto de valentía, tener amigos horizontales se vuelve un privilegio invaluable.

Escrito extraído de Grupo de Whatsapp de 2 parejas swingers.

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